Perras madres de otoño.

Siempre me han producido escalofríos esas madres que tratan a sus perros como hijos y sus hijos como perros. 

Esas señoras carentes del instinto maternal necesario que anteponen cualquiera de sus miras egoistas a ocuparse emocionalmente de sus retoños. Que los paren y se los quitan de encima en internados,  intercambios y campamentos de verano para campar a sus anchas con queridos y amigas. Esas elementas egolatras y hedonistas a quienes les estorban todos y todo incluidos sus más pequeños infantes. Capaces de darle teta a su mascota, incapaces de darle afecto a sus pequeños.

¿Si no querias hijos, ni ocuparte de ellos, para que los has parido?. Y es que no les basta con castrarlos emocionalmente desde la mas tierna infancia sino que siguen intentando anularlos y manipularlos hasta el fin de sus días. Luego quizás se convierten en chicos incapaces de crear lazos afectivos y efectivos con los demás,  de respetar a una mujer porque encuentran en ella al enemigo que los pario, incluso llegar a descargar su frustración en forma agresiones.

Es lamentable que alguien anteponga un perro a un hijo, todos mis respetos para los canidos pero los hijos también lo merecen. Y el minimo respeto comienza por hablar entre personas y como personas, no publicar en internet las bajezas de ese hijo. Que según tu era una gran persona cuando te regalo un coche, y ahora que ha tenido un fallo con tu perro ya es un monstruo deleznable. Pues ni tanto coche ni tanto perro que todo tiene su lugar.

Pues que te enteres que ese monstruo lo has creado tu, lo has modelado tu día a día con tus desprecios, con tu soberbia, con tu egoismo...Y es que entre más sola estas más sola te iras quedando,  porque muy pronto ni siquiera el espejo te devolvera tu imagen.

Porque cada uno recoge lo que siembra...